Piensa en cualquier producto que hayas comprado. Ese producto, tal y como lo consumes ahora tiene un límite, un ciclo de vida. Si la empresa que lo vende no es capaz de hacerlo evolucionar, lo más probable es que entre poco a poco en declive: se deja de vender. Lo primero que debemos hacer es que los consumidores cambian sus hábitos y esto afecta a las ventas de nuestro producto. Monitorizar las tendencias también nos indican si nuestro producto va a seguir cubriendo las necesidades de nuestros clientes en un futuro. La competencia también es clave, ya que a veces es pionera y se adelanta con un producto mejorado, cogiendo parte del pastel de nuestro mercado. Todos estos datos nos indican que debemos lanzar o mejorar nuestra oferta antes de que nuestras ventas decaigan. El problema es que el desarrollo de nuevos productos es costoso y tiene sus tiempos. Por esta razón, recomendamos la monitorización de tendencias, con la que somos capaces de inferir con suficiente antelación qué mejoras o innovaciones será necesario hacer.